Literatura contemporanea

La literatura contemporánea engloba la producción literaria “occidental” (producida en Europa y América) durante la Edad Contemporánea, es decir, a partir de la época de las revoluciones (tanto la Americana como la Francesa). Es un concepto difícil de aplicar a la literatura dado la intrínseca imbricación de la mayoría de las obras con sus antecesoras históricas, pero en este caso es un concepto definido más por valores de originalidad y ruptura estética que por cuestiones puramente cronológicas. Al igual que el arte moderno, la literatura contemporánea -también llamada moderna- se conoce así no únicamente por haber sido escrita sobre todo a partir del siglo XIX, sino por romper drásticamente con lo anterior.
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Los movimientos culturales como vehículo del cambio
Agnes Heller (Budapest, 12 de mayo de 1929) es una filósofa húngara. Una prominente pensadora marxista en un primer momento, más tarde se plegó a una posición socialdemócrata. Además del pensamiento político y social, también se centra en la filosofía hegeliana, la ética, y el existencialismo. El desarrollo de su pensamiento evidencia una atención cuidadosa a los acontecimientos de las últimas décadas y a la vez revela un dinamismo constante de maduración.

Autor: Heller, Agnes
Agnes Heller: Socióloga húngara, eminente representante de la Escuela de Budapest. Autora de Sociología de la vida cotidiana; Instinto, agresividad y carácter; Teoría de los sentimientos y de varios otros libros, traducidos a diversos idiomas.
Titulo y subtitulo: Los movimientos culturales como vehículo del cambio
Edición: Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad Nº 96 Julio Agosto de 1988, ISSN: 0251-3552.
Tema: "Tres movimientos culturales, o partir de la Segunda Guerra Mundial, han transformado la sociedad contemporánea: el existencialismo, la generación "alienada" y los posmodernistas, acompañados - como una constante - por el feminismo. Se trata de una revolución social en profundidad, que ha cambiado nuestro modo de ver el mundo, de adaptarse a él o de modificarlo. A diferencia de una revolución política - dice la autora -, una revolución social no estalla, ocurre, y toda revolución social es siempre una revolución cultural. Estamos demasiado acostumbrados a la historia como historia política como para darnos cuenta de la trascendencia de estos cambios, provocados por los movimientos culturales en la esfera de lo social, en la vida diaria - única e irrepetible de hombres y mujeres".

Revoluciones (America y Francesa)
REVOLUCIÓN FRANCESA:
La monarquía no era buena en Francia, así que los burgueses y los campesinos, proclamaron la Revolución, con la intención de acabar con las injusticias que se llevaban acabo. En mi opinión, esta Revolución fue un cambio fundamental en Francia. Esta Revolución, significó por así decirlo, el paso de la Edad Media, donde las clases sociales (monarquía, nobleza, clero, burguesía y campesinos) estaban muy desigualadas, a la Edad Moderna, donde las clases sociales estaban más compensadas. La monarquía, era una tomadura de pelo. Los reyes estaban acostumbrados a no hacer nada y a vivir bien, y los campesinos a sufrir de hambre y economía. Francia pasó de ser un país pobre (campesinamente hablando), a ser un país, que poco a poco ha ido creciendo en la escala tanto social, política y económica.
REVOLUCIÓN AMERICANA:
Las trece colonias se hartaron de estar atadas a Inglaterra, y se independizaron de ella. Pese a que Inglaterra era un gran país, conocido por su flota y su ejército, no consiguió vencer al país recién creado. El Tratado de Francia, y la Declaración de Independencia, fueron dos importantes hechos, que significaron la absoluta independencia. En mi opinión, gracias a esa independencia, el país recién creado, ha conseguido defenderse él mismo. George Washington como primer presidente, John Adams como segundo, y Jefferson como tercero. Tras esta Revolución, Estados Unidos se convirtió en un solo país. Una gran potencia mundial, que pasó de ser europeo, a ser americano. Una gran lección de cómo se llega a ser grande.
Dentro de mi valoración personal de estas dos Revoluciones, he de decir que las Revoluciones surgen cuando el pueblo no está contento, bien por las circunstancias que sean, y por muy mal que esté el país en esos momentos, puede resurgir de sus cenizas, alcanzando cuotas insospechadas. Como ya he dicho, Francia y Estados Unidos, son de los países más prósperos internacionalmente, pese a lo mal que estaban en la etapa pre-Revolucionaria.
La masacre de las bananeras
La Masacre de las Bananeras o Matanza de las Bananeras fue un exterminio de los trabajadores sindicalizados de la United Fruit Company que se produjo entre el 5 y el 6 de diciembre de 1928 en el municipio de Ciénaga, cerca de Santa Marta, en el departamento del Magdalena, Colombia. Un número desconocido de trabajadores murió después de que el gobierno de Miguel Abadía Méndez decidió enviar al ejército colombiano a poner fin a una huelga de un mes organizada por el sindicato de los trabajadores que buscaban garantizar mejores condiciones de trabajo. El gobierno de los Estados Unidos de América había amenazado con invadir Colombia a través de su Cuerpo de Marines, si el gobierno colombiano no actuaba para proteger los intereses de la United Fruit.
El 12 de noviembre de 1928 estalló una gran huelga en la zona bananera de Santa Marta, una huelga masiva jamás vista en Colombia. Más de 25 000 trabajadores de las plantaciones se negaron a cortar los bananos producidos por la United Fruit Company y por productores nacionales bajo contrato con la compañía. A pesar de tal presión, la United Fruit Company y sus trabajadores no lograron un acuerdo colectivo, la huelga terminó en una masacre. En la noche del 5 de diciembre, soldados colombianos dispararon sobre una reunión pacífica de millares de huelguistas, matando e hiriendo a muchos. Esa terrible noche ha sido grabada en la conciencia de los colombianos por los novelistas Gabriel García Márquez, en su obra Cien años de soledad, quien nació en la zona bananera el mismo año de la huelga, y Álvaro Cepeda Samudio, en su novela La casa grande, y por el dramaturgo Carlos José Reyes, quien cuenta la historia a través de los ojos de un soldado recluta.